La geografía y los hitos de la desaparición

Las dinámicas de la desaparición forzada en Medellín abarcan tantas complejidades que incluso algunos lugares de la ciudad se han convertido en  símbolos de este fenómeno ¿Cuáles son esos sitios?

Por Juan Carlos Toro y Juan E. Grajales 

Foto: Juan Carlos Toro

Los principales focos de desaparición forzada en Medellín, entre 2009  y 2018, se ubican en  las comunas 10 ( La Candelaria), 13 (San Javier), 1 (Popular), 7 (Robledo), 4 (Aranjuez)  y 3 (Manrique), de acuerdo con los informes de Derechos Humanos de la Personería de Medellín. De estas, la Comuna 13 ha sido la más visible debido al alto impacto de las acciones militares de la Operación Orión en 2002. Sin embargo no es el sector de la ciudad con mayor afectación en los últimos años.

La comuna 13 está ubicada en el occidente de la ciudad, tiene diecinueve barrios y su tendencia de viviendas se enfoca en los estratos uno y dos. Su ubicación estratégica como salida a la región del Urabá antioqueño hizo que allí se concentraran milicias guerrilleras durante los años ochenta y noventa. Esta situación de conflicto y otras desencadenaron en la Operación Orión, reconocida en el informe La huella invisible de la guerra: Desplazamiento Forzado en la Comuna 13, del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), como la acción armada de mayor envergadura realizada en un territorio urbano a raíz del conflicto armado en Colombia. 

Orión fue ejecutada por el Ejército, el DAS, la Policía, el CTI y las Fuerzas Especiales Antiterrorista con tanquetas y apoyo de helicópteros artillados durante el 16 y 17 de octubre de 2002. Según la Corporación Jurídica Libertad, durante esta acción militar fueron heridos 80 civiles, diecisiete personas fueron asesinadas por la Fuerza Pública, 71 por los paramilitares, 12 fueron torturadas, se presentaron 370 detenciones arbitrarias y se registraron 92 desapariciones forzadas. En 2002 hubo un registro de 239 desapariciones forzada en la ciudad, lo que significó un incremento del 67 por ciento con respecto a 2001, según cifras registradas por el CNMH.

Los barrios de la comuna 13 más impactados por el fenómeno de la desaparición forzada son San Javier, La Loma, San Cristóbal, 20 de julio, El Salado y Las Independencias. Sectores como La Escombrera y La Arenera, en esta comuna, se han convertido durante las últimas dos décadas en símbolos de  desaparición e impunidad y han sido señalados por familiares de víctimas y organizaciones civiles como fosas comunes. Según registros de la asociación de Mujeres caminando por la verdad, que trabaja por la justicia para las víctimas, debajo de estos lugares se han sepultado alrededor de 300 personas que aún se registran como desaparecidas.

En Medellín, los grupos armados utilizaron la desaparición forzada -según el CNMH- para ocultar acciones más visibles y censurables socialmente como el asesinato selectivo y las masacres. “Después de la desmovilización de los bloques paramilitares -que comenzó en  noviembre de 2003 y finalizó en agosto de 2006-, la desaparición forzada y el desplazamiento forzado intraurbano aumentaron considerablemente en la ciudad debido a la intención manifiesta de ocultar hechos que pudieran asociarse con las acciones de estos grupos”, indica el informe Medellín: Memorias de una guerra urbana  publicado por ese organismo. En concreto, en Medellín ese aumento de evidenció entre los años 2009, 2010 y 2011.

Otros lugares que se constituyeron como insignias de la desaparición forzada en Medellín han estado relacionados con el actuar de grupos como las Autodefensas Unidas de Colombia. En sentencia del Tribunal Superior de Medellín de la sala de Justicia y Paz del 24 de septiembre de 2015, referente al Bloque Cacique Nutibara, se señalan estos  lugares como puntos donde se inhumaban cuerpos: 

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El río, una gran fosa común 

El Río Medellín está vinculado directamente con la desaparición forzada en la ciudad. Aunque es difícil establecer cuántos desaparecidos han sido arrojados a este afluente de 1152 kilómetros, que atraviesa el Valle del Aburrá desde Caldas hasta Barbosa, algunos informes periodísticos se han aproximado. En el año 2012  un informe de El Colombiano aseguró que durante ese año fueron hallados 49 cuerpos (42 hombres y 7 mujeres) y en 2010 fueron 48 cadáveres según El Espectador. Estos años coinciden con el periodo comprendido entre 2009 y 2011 en el que la ciudad vivió un importante incremento de las desapariciones, 678 casos durante esos tres años. En las actas de plenarias del Concejo de Medellín del 26 de junio de 2013 se discutió sobre esos cuerpos encontrados en el Río y sus afluentes, que aparecían con señales de tortura, disparos de gracia, extremidades atadas o con rastros de asfixia mecánica con bolsas.

Según la investigación Rios de vida y muerte, un proyecto multimedia de Rutas del Conflicto, desde el año 2006 se señalan a  las denominadas Bandas Criminales Emergentes (Bacrim) , a la guerrilla, los paramilitares y la fuerza pública como responsables por los cuerpos encontrados en el río.

En sesión del Concejo de Medellín (Acta 175) del 7 de noviembre de 2012, que trató sobre la desaparición forzada, intervinieron concejales sobre el elevado número de desaparecidos (Medellín puso el 9,82 por ciento de los desaparecidos de Colombia ese año),  y sobre cómo cada seis días aparecía una persona flotando en el Río. Por otra parte, señalaron que había que buscar en los puntos de la ciudad que la gente no quería visitar por ser lugares reconocidos por tener personas sepultadas, como La Escombrera, El Picacho y el Cerro de las Tres Cruces.

A pesar de que se han encontrado un aproximado de 217 víctimas hasta la fecha, cada persona desaparecida es un dolor que no se cierra, una busqueda que no descansa y un territorio que no se habita.

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